José María Tortosa, presidente de Amefmur, estuvo presente en la Asamblea Anual del Instituto de Empresa Familiar celebrada el pasado martes en Madrid a la que asistieron el resto de representantes de las asociaciones territoriales nacionales, y el presidente del IEF, Marc Puig, quien reiteró ante la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, el compromiso de las empresas familiares españolas de contribuir al esfuerzo que el país debe realizar para superar la crisis que ha provocado la pandemia.

Para ello, Puig ha reclamado que desde el Ejecutivo y las instancias políticas se cree un entorno favorable para la inversión, con reglas claras y predecibles, “un entorno que no sea hostil y que permita a los agentes económicos desarrollar sus proyectos en igualdad de condiciones con sus competidores” europeos.

En su intervención en el transcurso de la Asamblea Anual del IEF, en cuya clausura ha participado Calviño -presentada por Fernando Ruiz, presidente de Deloitte-, Puig ha recordado que en un momento tan excepcional como éste, y mientras países como Francia, Alemania, Italia, Portugal o Grecia dedican un mayor porcentaje de sus recursos a ayudas directas y a salvaguardar el máximo de empresas, al tiempo que reducen la carga fiscal, “nosotros la aumentamos, con la intención de alcanzar el 40 por ciento del PIB, lo que significará incrementarla en seis puntos adicionales”. Algo que, en su opinión, sólo se podrá hacer aumentando la presión fiscal de los que ya pagan muy por encima de sus competidores europeos. “Eso, claramente, no va a facilitar la recuperación”, ha señalado.

“Nosotros entendemos y apoyamos los esfuerzos para reequilibrar nuestras cuentas públicas y paliar las situaciones que ha creado la pandemia”, ha dicho el presidente del IEF. “Solo pedimos estabilidad y disponer de un marco tributario que no nos penalice competitivamente. Un marco que no ponga en riesgo nuestra continuidad como empresas. Ningún otro país de nuestro entorno mantiene algunos de los tipos impositivos que más afectan a la empresa familiar”, ha asegurado Marc Puig.

Para el presidente del IEF, la fiscalidad, en ningún caso debería “determinar que empresas españolas enraizadas en nuestro territorio y nuestra sociedad tengan que ser vendidas a terceros. Y por el contrario, si estuvieran radicadas en según qué comunidades o cualquier otro país vecino, eso se hubiera podido evitar”.

Respuesta sin precedentes de la UE

La singularidad de esta pandemia “y la enorme dimensión de sus efectos han recibido respuestas también sin precedentes de la UE”, ha recordado Marc Puig. Por primera vez en la historia del proyecto europeo, “estamos asistiendo a un ejercicio de emisión de deuda por la Unión en beneficio de todos sus miembros”, lo cual va a permitir que los países más afectados por la crisis, entre ellos España, vayan a disponer de transferencias de fondos y financiaciones por importes nunca vistos.

Los empresarios, sin embargo, se han sentido a menudo excluidos de los procesos de deliberación respecto a los fondos europeos. “A menudo -ha señalado Puig- percibimos una cierta desconfianza desde las administraciones públicas. En su momento, por ejemplo, ya presentamos en colaboración con el IESE, ideas de cómo afrontar este diseño del despliegue de los fondos, con iniciativas público– privadas, siguiendo el ejemplo de algunos países de nuestro entorno, que no tuvo eco”.

En este mismo sentido, ha recordado que “nuestro compromiso democrático es incuestionable y, en ningún caso, pretendemos incidir en las decisiones que adoptan las mayorías parlamentarias y los gobiernos que los españoles nos hemos dado. Pero nos cuesta entender por qué no se aprovechan las evidentes ventajas que podrían derivarse de una actuación conjunta entre administración y empresas”.

Como ejemplo de cuál debe ser, en su opinión, el camino adecuado, Puig ha citado el caso de Italia y el plan de recuperación que va a poner en marcha el Gobierno que preside Mario Draghi, y que ha resumido en tres ideas: bajada de impuestos, menos burocracia y más competencia. Y eso que, en su opinión, no es Italia precisamente “el ejemplo de país con niveles de deuda menores que el de España”.

Puig ha recordado que el plan elaborado por Draghi cuenta con el respaldo del 86% de parlamento italiano, lo que garantiza su continuidad en el tiempo. “¿No ha llegado la hora de afrontar estos retos de país, estos retos de futuro, mediante un acuerdo amplio?”, se ha preguntado el presidente del IEF. “Hemos visto cómo somos capaces de producir vacunas en tiempo récord; cambiar las reglas financieras de la Unión Europea; poner en marcha campañas de vacunación; ¿no vamos a ser capaces de fijar acuerdos básicos de futuro? Sería deseable que, en la resolución de las grandes cuestiones políticas que nos toca resolver como sociedad estuviésemos guiados también por una visión a largo plazo y de consenso”, ha recalcado.

Observatorio de la empresa familiar

Con anterioridad a la clausura, el director general ejecutivo del IEF, José Luis Blanco, ha presentado el Observatorio de la Empresa Familiar, elaborado por el IEF y Deloitte, y en el que se recogen, entre otras cosas, los efectos que la pandemia ha tenido en la actividad y las cuentas de las empresas familiares que forman parte del IEF y de las Asociaciones Territoriales de Empresa Familiar vinculadas. La principal conclusión es que la crisis ha golpeado a las empresas familiares, pese a lo cual la mayoría han logrado mantener e incluso aumentar plantilla.

En concreto, según los datos del Observatorio, el número de empresas familiares que registraron pérdidas en 2020 se multiplicó por tres respecto a 2019, pasando del 4% del total al 12%. Más de la mitad de las empresas objeto del Observatorio, el 57%, vieron descender su facturación. Por el contrario, hubo un 36% que consiguieron aumentarla.

Con todos estos datos, un 62% de las empresas -casi dos de cada tres- han conseguido aumentar o mantener plantilla, mientras que el 38% la disminuyeron.

Renovación de la Junta Directiva

En el transcurso de la Asamblea del IEF, el presidente del Instituto ha tenido asimismo un sentido recuerdo para los socios fallecidos recientemente, entre ellos su propio padre, Mariano Puig, y José Moya, presidente de Persán. “Los mayores -ha dicho- completan su obra y dejan paso a las nuevas generaciones” y éstas “deben asumir la responsabilidad de desarrollar su propia contribución al proyecto común”. En esa línea se inscriben los cambios llevados a cabo en el seno de la Junta Directiva del IEF y que han sido refrendados por la Asamblea de Socios.

A partir de ahora, la Junta Directiva contará con cuatro vicepresidencias, que ocuparán Sol Daurella, presidenta de Coca Cola Europacific Partners, Sabina Fluxá, vicepresidenta y CEO del Grupo Iberostar, Juan March de la Lastra, presidente ejecutivo de Banca March, y Miguel Abelló, presidente ejecutivo de Torreal. Se incorporan como vocales Andrés Sendagorta, presidente de Sener, Vicente Boluda, presidente de Boluda Corporación Marítima, y Eloi Planes, presidente ejecutivo de Fluidra. Simón Pedro Barceló, copresidente de Barceló Corporación Empresarial, que hasta ahora era vicepresidente, se mantiene como vocal. Por su parte, Joaquín Uriach, presidente del Grupo Uriach, asume las funciones de tesorero, que hasta ahora desempeñaba Carmen Ríu, consejera delegada de Grupo Ríu Hoteles & Resorts, que continúa como vocal. Por último, en cumplimiento de los estatutos, dejan la Junta Directiva Juan Roig, presidente de Mercadona, y Jorge Sendagorta, ex presidente de Sener.